Se llama Ophrys speculum, aunque quienes la conocen le dicen ‘espejo de Venus’ porque emite reflejos azulados. Una pequeña planta de tallo largo del que surgen entre tres y cinco pequeñísimas flores intrincadas de una gran belleza. Es una orquídea que no ha llegado de las selvas del trópico. Habita en los bosques mediterráneos, como otras muchas especies de una familia de plantas que casi nadie asocia con pinares, encinares, riberas y dehesas rodeadas de matorral. Vive en poblaciones generalmente muy reducidas, con muy pocos individuos y, en muchos casos, está en peligro de extinción porque el hombre altera sus territorios y porque su belleza que las recolecten para llevárselas a casa como adorno.
Conocer y estudiar las poblaciones de orquidáceas es el objetivo de la Sociedad Botánica de Andalucía y la organización y escuela de guías de naturaleza Al-Natural, que periódicamente organizan jornadas para profundizar en el conocimiento de las orquídeas en sus ecosistemas, allá donde crecen. «Es una forma de comprobar cuál es el estado de las diferentes poblaciones y su evolución», dice el presidente de la Sociedad Andaluza de Botánica, Jorge Garzón, que dirigió a un grupo de botánicos, estudiantes de Biología y Ciencias Ambientales, e incluso periodistas especializados en información ambiental y científica, en un recorrido por la comarca del Temple, junto al pantano de los Bermejales, en zonas en las que se pueden observar orquídeas en toda su plenitud. Jornadas que se convierten en clases prácticas dadas ‘in situ’ para descubrir todo un universo digno de preservar y proteger.
La provincia de Granada es muy rica en este tipo de plantas. Según los expertos de la Sociedad Andaluza de Botánica, hay alrededor de 60 especies citadas, algunas de ellas de un gran valor científico, de las 130 variedades que hay en la Península Ibérica, lo que supone la mitad del total peninsular. «En Granada, ese número de especies están distribuidas en todo el territorio provincial, de norte a sur y de este a oeste, y muchas de ellas tienen también su hábitat en otras zonas de Andalucía, pero hay algunas que únicamente se dan en Granada, en espacios privilegiados como el Temple y los aledaños de la Sierra de Tejeda y Almijara, donde estamos hoy (el pasado fin de semana)», afirmaba Jorge Garzón, que señalaba que la protección de estas especies no está muy extendida en España ni en Europa, pero hay algunas que sí se encuentran reflejadas en los libros rojos de la flora a proteger, como es la llamada abejera atlántica (Ophrys atlantica), que es un endemismo del sur de Granada y de parte de Málaga, además de otra que se llama Neotinea maculata, una pequeña orquídea de color blanco que está catalogada en Andalucía. «Estas y otras son raras y deberían protegerse porque tienen funciones ecológicas muy importantes. Una especie que pudieron fotografiar y estudiar en los pinares de los Bermejales. «Todo un lujo, porque no es nada fácil encontrarla».