Para que las orquídeas prosperen y crezcan sanas y fuertes, es bien importante que estén limpias.
En su habitat natural, mayormente tropical, las orquídeas son “lavadas” por las lluvias. La lluvia retira el exceso de tierra o polvo y barre a algunos insectos. La acumulación de polvo y mugre tapa los poros.
Recomendamos limpiarlas con un trapo húmedo una vez a la semana, cada 15 días a lo más. Ocasionalmente, puedes agregar unas gotas de insecticida con base de aceite mineral; esto ayudará a darle brillo a las hojas y es una medida de prevención.
Si están en exteriores, riégalas completas! Solo procura que no quede agua en la corona. Las puedes recostar de lado antes de regarlas y dejarlas así hasta que se sequen para evitar depósitos de agua en la corona.
Además, asegúrate de retirar las hojas y flores secas que puedan haber caído sobre el sustrato; es materia en descomposición que puede atraer enfermedades y plagas.